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La resistencia mental del astronauta, el gran reto de los viajes espaciales

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Elena Camacho Madrid.- Las misiones Apolo de la NASA fueron el inicio de una apasionante carrera espacial que décadas después sigue planteando nuevos y ambiciosos retos: el mayor de ellos, entrenar tripulaciones que sepan solucionar problemas técnicos y que además sean capaces de resistir psicológicamente viajes que durarán años.

Y es que las principales agencias espaciales de todo el mundo tienen los ojos puestos en dos objetivos principales: volver a la Luna (el último viaje tuvo lugar en 1972) y viajar a Marte.

Algunas agencias como la ESA (europea) plantean proyectos como el «Moon Village», una base fija diseñada como centro logístico, lanzadera para viajes espaciales e incluso con espacio para turistas, mientras que otras como la NASA se plantean construir una estación orbital similar a la Estación Espacial Internacional (ISS) que también se utilizaría como lanzadera.

En ambos casos, los ojos están puestos en Marte, un planeta que está a ocho meses de viaje, es decir, una misión al planeta rojo duraría como mínimo un año y medio, cuando el tiempo máximo que ha pasado un astronauta en el espacio en una sola misión ha sido Scott Kelly, que estuvo 340 días en la ISS.

Con motivo del estreno de la película de ciencia ficción «Ad Astra», protagonizada por Brad Pitt y dirigida por James Gray, Gabriel G. de la Torre -neuropsicólogo colaborador de la NASA- e Íñigo Muñoz Elorza -astronauta e instructor de la ESA- han hablado con los periodistas sobre los retos de las futuras misiones espaciales.

«A día de hoy sabemos que el espacio afecta al cuerpo humano en muchos aspectos: musculatura, huesos, genes, circulación, etc, y también sabemos que afecta de manera distinta a hombres y a mujeres», explica G. de la Torre.

En misiones «fáciles» como ir a la ISS, los astronautas se enfrentan a problemas físicos causados por la aceleración, la radiación, la microgravedad, o los ciclos solares, «y es que en la ISS pueden ver amanecer y anochecer unas quince veces en un día», pero además, también les influyen otros aspectos como la calidad del aire o la iluminación.

Pero más allá de las cuestiones físicas, «un astronauta debe estar preparado para afrontar retos psicológicos derivados del confinamiento, la monotonía, el estrés causado por la carga del trabajo, el peligro o el propio miedo».

Análogos terrestres

Para investigar y entrenar estas cuestiones, las agencias espaciales como la ESA y la NASA cuentan con lugares análogos terrestres que simulan las condiciones en el espacio, sitios como cuevas, bases antárticas, submarinos, glaciares y desiertos, en los que prueban la capacidad de los vehículos y de los trajes espaciales o en los que simulan EVAs (salidas fuera de la nave).

«Los entrenamientos son muy específicos y los astronautas cuentan siempre con equipos técnicos de seguimiento que les vigilan y les ayudan a resolver los problemas pero cuando las misiones sean más largas, las situaciones también serán distintas», explica Muñoz Elorza en declaraciones a Efe.

Además, «los análogos sirven para anticiparnos, ver qué problemas pueden surgir del aislamiento y darles herramientas para lidiar con estas misiones que serán mentalmente muy exigentes. En el futuro el entrenamiento psicológico será esencial porque los astronautas no podrán comunicarse con la Tierra ni tendrán el respaldo de un control técnico formado por cientos de personas en la Tierra».

Y es que los astronautas del futuro formarán parte de misiones en las que pasarán meses o años prácticamente incomunicados, con la única compañía del resto de la tripulación y por eso deberán estar preparados para afrontar situaciones muy complicadas derivadas del aislamiento: «tendrán que saber lidiar con problemas personales, resolver conflictos y evitar motines como los que se ven en la película», avisa.

Ad Astra es un thiller ambientado en el futuro que recrea precisamente los problemas psicológicos que pueden afectar a los astronautas en misiones largas En la película, Brad Pitt interpreta a un astronauta de élite que debe viajar a los confines del sistema solar en busca de su padre, desaparecido en una misión a Neptuno. EFE

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